En el latido profundo de la Tierra y el susurro del viento ancestral, Ímera Sagrada emerge como un portal de transformación. Es el útero cósmico donde las memorias dormidas despiertan, donde la esencia femenina recuerda su poder y su luz florece con la verdad del alma.

Aquí, el tiempo se diluye y el círculo se abre para recibir a las mujeres que anhelan reconectar con su sabiduría primordial, con su amor propio y con la hermandad que nos une más allá del tiempo.
Entre voces olvidadas y danzas sutiles, tejemos el hilo dorado que une lo terrenal y lo divino, la raíz y el cielo, la sombra y la luz.

Ímera Sagrada es un espacio de renacer, donde el útero se convierte en templo y el alma en tierra fértil.

Trabajamos con los elementos y las plantas, con la alquimia y la creatividad, honrando los ciclos naturales que habitan en nosotras.

Como mujeres cíclicas, transitamos las cuatro estaciones internas —primavera, verano, otoño e invierno— para reconocer en cada una su medicina, su ritmo y su sabiduría.

En cada encuentro, sembramos nuevas semillas, despertamos la memoria ancestral y florecemos en nuestra verdad más pura.